Como el otro día quedó buena esa especie de Musaka-Lasaña hecha con calabacines, lo dejo anotado para que no se me olvide demasiado.
Lavar el calabacín, y pelarlo en franjas (es decir una tira pelada y una tira sin pelar, que queda como una cebra) a lo largo. Cortarlo en rodajas de apenas un centimetro. En la sarten, echar un poco de aceite (con spray) e ir haciendo las rodajas, el fuego al 6 para que no se hagan demasiado rápido. Echarles algo de sal. Sin falta de que se hagan mucho, rociarles otra vez de aceite y darles la vuelta para que se hagan por los dos lados.
Trocear una cebolleta en juliana, un pimiento verde y una zanahoria (en bastones pequeños). Poner a pochar con aceite y sal, tapado, el fuego entre el 4 y el 6. Echar un par de ajos laminados.
Remover para evitar que se queme nada, ha de pocharse suave.
Echar el picado (mezcla de cerdo y ternera). Echarle sal, pimienta negra y perejil. Darle vueltas para que se vaya haciendo, el fuego se puede subir, hasta el 8. Añadir una lata de foie-gras y remover bien. Cuando toda la carne ya no esté cruda, añadir un poco de harina (un cazo, que sea lo suficiente como para que se esparza un poco por todas partes), darle vueltas y rehogarla, entonces añadir un poco de leche para que ligue. De haber tenido vino blanco hubiese sido el momento de echarlo. Remover para que quede todo ligado y dejar un poquitín más en el fuego, apenas 2-3 minutos.
Y a montar.
En la base un resto de salsa de tomate, apenas había nada. Una capa de calabacines y sobre ella una capa fina de relleno, hay que procurar que sea fina y esparcirla bien. Entonces corté en rodajas un par de tomates, condimentados con sal fina y orégano y esa es la siguiente capa en la lasaña. Al relleno le eché unas gotas de tabasco (8-10) a la mitad que se había quedado, se remueve todo bien y se echa sobre el tomate, volviendo a extenderlo bien. A continuación tapamos con el calabacín restante, aquí me quedé un poco corto y tuve que hacer algo más para terminar de cubrir bien.
Por último, una bechamel: en la cazuela se echa cucharada de aceite y algo más de margarina, que se funda y se le echa algo así como cazo y medio o dos cazos de harina, se remueve bien, que se haga la harina, se le puede ir echando la sal mientras. A continuación echar la leche, un buen chorro, remover e ir esperando a que coja temperatura, ahora el fuego debería estar casi al 8, ya que lo importante es el calor. Si se puede tener la leche caliente (a punto de hervir) muchisimo mejor para que ligue rápidamente. Mezclar bien con las varillas; según liga y espesa se vuelve a añadir más leche pero sin pasarse. El resultado que queremos es una bechamel bastante suave. Una vez que parece que tenemos más o menos la textura, bajar la temperatura al 4 para que siga hirviendo y se sigue mezclando con las varillas para asegurarnos de que se mezcla todo bien y queda suaves y sin ningún grumo. Se añade pimienta blanca y nuez moscada. Hay que ser generoso con la nuez moscada. Se prueba y se rectifica de sal y especias. Si hay queso por casa (fuerte) se le puede echar un trozo para que tenga un aroma especial, el Idiazabal ahumado es estupendo en la bechamel. Que hierva dándole vueltas unos cinco minutos en total para asegurarnos de que está realmente bien hecha.
Y a continuación se vuelca sobre la fuente cubriendo todo, con una espátula de silicona nos aseguramos de echar todo, es esparcirla es un poco problemático si no es muy ligera ya que se pega a los calabacines y se levantan ellos en vez de esparcirse la bechamel.
Por último el queso rallado. Lo que utilicé es una bolsa de arla finello para pasta que quedaba del otro día, bien cubierto por todos los lados, al final acabé por echar todo el que quedaba.
El horno primero precalentado a 180º, entonces metí la fuente con la rejilla desplegada para que se quedase en la parte superior. Tras 20 minutos a 180º el queso estaba con un estupendo color dorado, así que lo bajé a 120º y lo dejé 7 minutos más. Cuando terminó se quedó en el horno hasta unos 20 minutos después que se sacó directamente para comer, todavía estaba bien caliente por todos los lados pero no estaba abrasando, se podía comer muy bien.
